Aparece un gran reportaje sobre Marcel Wanders en el How to Spend It de este sábado. 
A pesar de que se le considere tan moderno, o quizás precisamente por eso, Wanders afirma basarse en los objetos tradicionales a la hora de diseñar. y su marca persona, que aparece de una forma casi obsesiva en todo lo que hace porque el concepto de diseñador que él tiene es el que muestra abiertamente su autoría en todo lo que hace. Su marca personal es la silueta recortada de ese retrato que le hicieron hace años con una nariz de payaso, que todos recordamos.
Esta filosofía se concreta en su último producto por ejemplo, una colección de cristalería para Baccarat, de formas perfectamente clásicas,  a la que solo añade un pequeño medallón de cristal con su retrato en el pie de las copas o en el tapón del decantador.*

Él dice que diseña objetos que salvarías en caso de incendio. Personalmente, lo del Wanders de ahora me da escalofríos, y sobre todo el interiorismo. Al principio me interesó, cuando lo de Droog y al principio de Mooi, pero me cuesta entender la deriva de este personaje desde su famosa knotted chair, fresca e inteligente, hasta ese universo rococó.  El caso es que él es feliz y gana una pasta. Y yo que me alegro. Me encanta que les vaya tan bien a los que un día fueron expulsados de una escuela de diseño.


*Ya lo sé, los decantadores normales no tienen tapón porque sirven para airear el vino; pero por lo visto, los muy caros sí llevan tapón, para que no se diga, o para que no entre el polvo, vaya usted a saber, que yo no entiendo de decantadores!